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Ciclismo / tour de francia

willisalinger
¿La Venganza de Roglic?
La mayoría de los aficionados antes del tour daban como máximos favoritos a Tadej Pogacar y Primoz Roglic y en tercer lugar un Ineos, no un ciclista en particular sino un Ineos como parte de un todo, los Doctores Frankenstein, Sean Yates y David Braislford crearían un monstruo de tres cabezas con las mismas cualidades de Carapaz, Porte y Thomas. La gente lo creyó así, que Ineos era fuerte como equipo y que eso se traduciría en que uno de ellos iría adquiriendo las habilidades de los que fueran perdiendo posibilidades simplemente con colocarlos una a rueda del otro, pero esto no es así y nunca lo ha sido, es verdad que para ganar el Tour de Francia se necesita un gran equipo, pero éste necesita por igual de un gran Líder: si falta una de las partes es muy difícil lograrlo. Así, entre pronósticos de favoritos, sorpresas, promesas y eternas promesas comenzó una fiesta mas parecida a la "Boda Roja" de Juego de Tronos que a un evento deportivo de relevancia mundial, una carnicería montada donde Don Dinero y la UCI importan más que la seguridad de los ciclistas y tienen más poder que el sindicato de los mismos. Los patrocinios exigen sangre entre ruedas, la vida del próximo año del equipo jugada a cara o cruz en las rotondas, los sueldos disputados entre las vallas de la llegada, los cabezazos del lanzador, los codazos del esprínter, jugados a 80 km por hora entre masas con carteles y selfies para subir a las redes en un segundo inmortalizado de imbecilidad e intrascendencia, un protagonismo del tonto que sabe que no vale por lo que es y cree que sí por donde está. Entre cadenas, calas, dientes de platos y carbono, entre piezas que juntas valen 20.000 euros y caen como las de 500, fueron perdiendo corredores los equipos. Ahí, en uno de esos amasijos de fierro y carne, cayó Roglic. Antes Porte, Thomas y medio pelotón o más. Llegó a meta como siempre, frío, sin un gesto que delatara su estado, como un jugador de póker que esconde una mala mano, con la diferencia de que el cuerpo de Roglic contaba lo que su inmutable rostro pretendía ocultar. No tardaron en descubrirlo, las primeras rampas exigentes acabaron con el misterio: Roglic no ganaría el tour, no habría venganza. Pero a hay un error de conceptos: no ganar no significa no vengarse. Roglic es el único que puede hacer perder el tour a Pogacar. ¡Que locura! ¡si ya no está, si se le presume preparando la vuelta! Para entender porque Roglic puede hacer perder el Tour a Pogacar hay que hacer un cálculo especulativo, un ejercicio de análisis conductual basado en la observación más que en el rendimiento deportivo. Esta es mi teoría: Primoz, la presencia del esloveno al 100% de sus facultades, como se vio en el tour pasado y al principio de éste, hacía que ambos se vigilaran. Es decir, que estuvieran pendientes el uno del otro, intentando sacar la más mínima ventaja en cualquier oportunidad, pero con una salvedad, ahorrando energías. Ambos sabían que el derroche de fuerzas era la clave para decidir quién no se llevaría el Tour. Ya sin su máximo rival, Pogacar va desatado; atacó a 30 km quedando todavía una subida dura, puso un ritmo bestial pasando ciclistas como si fueran esculturas de homenajes a tours pasados. Es decir, no vio necesario ahorrar energías. No es que menosprecie al resto, es algo mas visceral.El tour particular con Roglic se acabó, ahora no corre sólo para ganar, sino para ganar a lo grande, para el espectáculo y la historia. Roglic condiciona la forma de correr de Pogacar en el Tour: si ese día detrás de él hubiera estado Primoz y no Carapaz aguantando unos metros más que éste a rueda, seguramente hubieran empezado a vigilarse como ya venían haciendo en las primeras etapas, con finales picando para arriba, eso lo pudimos ver todos. Es cierto que no era alta montaña, pero en el tour pasado esa vigilancia también existía porque ellos corrían su Tour dentro del Tour de Francia Después de otra exhibición de Pogacar, llegó la etapa del Mont Ventoux y Vineggard puso en evidencia que el hombre de oro también se cansa, que esas exhibiciones desgastan al dios esloveno, que correr con la ausencia de Roglic en la mente es lo único que puede hacerle perder el tour. El aviso llegó a tiempo y seguramente el extraordinario ciclista que es Pogacar gane el tour. Vineggard, compañero de Roglic (cosas del destino), es quien lo alerta. Seguramente sea mas conservador y gane porque entre otras cosas lo merece, pero si no es así, si las fuerzas le fallan y pierde el Tour sin tener consciencia de ello, Roglic habrá tenido su pequeña venganza: Sin saberlo será la ausencia que desgastó al actual rey del Tour.
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¿La Venganza de Roglic?
La mayoría de los aficionados antes del tour daban como máximos favoritos a Tadej Pogacar y Primoz Roglic y en tercer lugar un Ineos, no un ciclista en particular sino un Ineos como parte de un todo, los Doctores Frankenstein, Sean Yates y David Braislford crearían un monstruo de tres cabezas con las mismas cualidades de Carapaz, Porte y Thomas. La gente lo creyó así, que Ineos era fuerte como equipo y que eso se traduciría en que uno de ellos iría adquiriendo las habilidades de los que fueran perdiendo posibilidades simplemente con colocarlos una a rueda del otro, pero esto no es así y nunca lo ha sido, es verdad que para ganar el Tour de Francia se necesita un gran equipo, pero éste necesita por igual de un gran Líder: si falta una de las partes es muy difícil lograrlo. Así, entre pronósticos de favoritos, sorpresas, promesas y eternas promesas comenzó una fiesta mas parecida a la "Boda Roja" de Juego de Tronos que a un evento deportivo de relevancia mundial, una carnicería montada donde Don Dinero y la UCI importan más que la seguridad de los ciclistas y tienen más poder que el sindicato de los mismos. Los patrocinios exigen sangre entre ruedas, la vida del próximo año del equipo jugada a cara o cruz en las rotondas, los sueldos disputados entre las vallas de la llegada, los cabezazos del lanzador, los codazos del esprínter, jugados a 80 km por hora entre masas con carteles y selfies para subir a las redes en un segundo inmortalizado de imbecilidad e intrascendencia, un protagonismo del tonto que sabe que no vale por lo que es y cree que sí por donde está. Entre cadenas, calas, dientes de platos y carbono, entre piezas que juntas valen 20.000 euros y caen como las de 500, fueron perdiendo corredores los equipos. Ahí, en uno de esos amasijos de fierro y carne, cayó Roglic. Antes Porte, Thomas y medio pelotón o más. Llegó a meta como siempre, frío, sin un gesto que delatara su estado, como un jugador de póker que esconde una mala mano, con la diferencia de que el cuerpo de Roglic contaba lo que su inmutable rostro pretendía ocultar. No tardaron en descubrirlo, las primeras rampas exigentes acabaron con el misterio: Roglic no ganaría el tour, no habría venganza. Pero a hay un error de conceptos: no ganar no significa no vengarse. Roglic es el único que puede hacer perder el tour a Pogacar. ¡Que locura! ¡si ya no está, si se le presume preparando la vuelta! Para entender porque Roglic puede hacer perder el Tour a Pogacar hay que hacer un cálculo especulativo, un ejercicio de análisis conductual basado en la observación más que en el rendimiento deportivo. Esta es mi teoría: Primoz, la presencia del esloveno al 100% de sus facultades, como se vio en el tour pasado y al principio de éste, hacía que ambos se vigilaran. Es decir, que estuvieran pendientes el uno del otro, intentando sacar la más mínima ventaja en cualquier oportunidad, pero con una salvedad, ahorrando energías. Ambos sabían que el derroche de fuerzas era la clave para decidir quién no se llevaría el Tour. Ya sin su máximo rival, Pogacar va desatado; atacó a 30 km quedando todavía una subida dura, puso un ritmo bestial pasando ciclistas como si fueran esculturas de homenajes a tours pasados. Es decir, no vio necesario ahorrar energías. No es que menosprecie al resto, es algo mas visceral.El tour particular con Roglic se acabó, ahora no corre sólo para ganar, sino para ganar a lo grande, para el espectáculo y la historia. Roglic condiciona la forma de correr de Pogacar en el Tour: si ese día detrás de él hubiera estado Primoz y no Carapaz aguantando unos metros más que éste a rueda, seguramente hubieran empezado a vigilarse como ya venían haciendo en las primeras etapas, con finales picando para arriba, eso lo pudimos ver todos. Es cierto que no era alta montaña, pero en el tour pasado esa vigilancia también existía porque ellos corrían su Tour dentro del Tour de Francia Después de otra exhibición de Pogacar, llegó la etapa del Mont Ventoux y Vineggard puso en evidencia que el hombre de oro también se cansa, que esas exhibiciones desgastan al dios esloveno, que correr con la ausencia de Roglic en la mente es lo único que puede hacerle perder el tour. El aviso llegó a tiempo y seguramente el extraordinario ciclista que es Pogacar gane el tour. Vineggard, compañero de Roglic (cosas del destino), es quien lo alerta. Seguramente sea mas conservador y gane porque entre otras cosas lo merece, pero si no es así, si las fuerzas le fallan y pierde el Tour sin tener consciencia de ello, Roglic habrá tenido su pequeña venganza: Sin saberlo será la ausencia que desgastó al actual rey del Tour.
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¿La Venganza de Roglic?
La mayoría de los aficionados antes del tour daban como máximos favoritos a Tadej Pogacar y Primoz Roglic y en tercer lugar un Ineos, no un ciclista en particular sino un Ineos como parte de un todo, los Doctores Frankenstein, Sean Yates y David Braislford crearían un monstruo de tres cabezas con las mismas cualidades de Carapaz, Porte y Thomas. La gente lo creyó así, que Ineos era fuerte como equipo y que eso se traduciría en que uno de ellos iría adquiriendo las habilidades de los que fueran perdiendo posibilidades simplemente con colocarlos una a rueda del otro, pero esto no es así y nunca lo ha sido, es verdad que para ganar el Tour de Francia se necesita un gran equipo, pero éste necesita por igual de un gran Líder: si falta una de las partes es muy difícil lograrlo. Así, entre pronósticos de favoritos, sorpresas, promesas y eternas promesas comenzó una fiesta mas parecida a la "Boda Roja" de Juego de Tronos que a un evento deportivo de relevancia mundial, una carnicería montada donde Don Dinero y la UCI importan más que la seguridad de los ciclistas y tienen más poder que el sindicato de los mismos. Los patrocinios exigen sangre entre ruedas, la vida del próximo año del equipo jugada a cara o cruz en las rotondas, los sueldos disputados entre las vallas de la llegada, los cabezazos del lanzador, los codazos del esprínter, jugados a 80 km por hora entre masas con carteles y selfies para subir a las redes en un segundo inmortalizado de imbecilidad e intrascendencia, un protagonismo del tonto que sabe que no vale por lo que es y cree que sí por donde está. Entre cadenas, calas, dientes de platos y carbono, entre piezas que juntas valen 20.000 euros y caen como las de 500, fueron perdiendo corredores los equipos. Ahí, en uno de esos amasijos de fierro y carne, cayó Roglic. Antes Porte, Thomas y medio pelotón o más. Llegó a meta como siempre, frío, sin un gesto que delatara su estado, como un jugador de póker que esconde una mala mano, con la diferencia de que el cuerpo de Roglic contaba lo que su inmutable rostro pretendía ocultar. No tardaron en descubrirlo, las primeras rampas exigentes acabaron con el misterio: Roglic no ganaría el tour, no habría venganza. Pero a hay un error de conceptos: no ganar no significa no vengarse. Roglic es el único que puede hacer perder el tour a Pogacar. ¡Que locura! ¡si ya no está, si se le presume preparando la vuelta! Para entender porque Roglic puede hacer perder el Tour a Pogacar hay que hacer un cálculo especulativo, un ejercicio de análisis conductual basado en la observación más que en el rendimiento deportivo. Esta es mi teoría: Primoz, la presencia del esloveno al 100% de sus facultades, como se vio en el tour pasado y al principio de éste, hacía que ambos se vigilaran. Es decir, que estuvieran pendientes el uno del otro, intentando sacar la más mínima ventaja en cualquier oportunidad, pero con una salvedad, ahorrando energías. Ambos sabían que el derroche de fuerzas era la clave para decidir quién no se llevaría el Tour. Ya sin su máximo rival, Pogacar va desatado; atacó a 30 km quedando todavía una subida dura, puso un ritmo bestial pasando ciclistas como si fueran esculturas de homenajes a tours pasados. Es decir, no vio necesario ahorrar energías. No es que menosprecie al resto, es algo mas visceral.El tour particular con Roglic se acabó, ahora no corre sólo para ganar, sino para ganar a lo grande, para el espectáculo y la historia. Roglic condiciona la forma de correr de Pogacar en el Tour: si ese día detrás de él hubiera estado Primoz y no Carapaz aguantando unos metros más que éste a rueda, seguramente hubieran empezado a vigilarse como ya venían haciendo en las primeras etapas, con finales picando para arriba, eso lo pudimos ver todos. Es cierto que no era alta montaña, pero en el tour pasado esa vigilancia también existía porque ellos corrían su Tour dentro del Tour de Francia Después de otra exhibición de Pogacar, llegó la etapa del Mont Ventoux y Vineggard puso en evidencia que el hombre de oro también se cansa, que esas exhibiciones desgastan al dios esloveno, que correr con la ausencia de Roglic en la mente es lo único que puede hacerle perder el tour. El aviso llegó a tiempo y seguramente el extraordinario ciclista que es Pogacar gane el tour. Vineggard, compañero de Roglic (cosas del destino), es quien lo alerta. Seguramente sea mas conservador y gane porque entre otras cosas lo merece, pero si no es así, si las fuerzas le fallan y pierde el Tour sin tener consciencia de ello, Roglic habrá tenido su pequeña venganza: Sin saberlo será la ausencia que desgastó al actual rey del Tour.
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